¡Descubrí Chiclayo, tierra de la amistad peruana!

En pleno corazón de Lambayeque, Chiclayo ostenta una geografía atrapante de estilo costero entremezclada con bosques de algarrobos que aportarán una bocanada de aire fresco y puro para que puedas dejar atrás el estrés y te conectes con la naturaleza.

Chiclayo se transformó en un punto fundamental para la economía peruana por su importancia socioeconómica basada en la industria y la agricultura a través de la producción de la caña de azúcar, frutas, arroz y viñas. Además la ciudad es el núcleo de la comunicación aérea y terrestre ya que reúne la costa, la sierra y la selva norteña de Perú.

El nombre de Chiclayo deriva del Mochica y significa «lugar donde hay ramas verdes, y recibió el título de «Heroica Ciudad», por la constante participación de sus pobladores en la gesta de la independencia del Perú. Durante la guerra del pacífico 1,879 – 1,884, chiclayo resistió dos veces la ocupación chilena.

Durante la recorrida de Chiclayo vas a conocer vestigios de culturas prehispánicas como Mochicas y Lambayeques, piezas que vas a admirar de cerca junto a los hermosos paisajes de los pueblos coloridos. Si querés recorrer de punta a punta las culturas de los antepasados estos son los sitios obligados para visitar: las pirámides de Tucumé, el centro arqueológico de Batán Grande y Huaca rajada, como así también El museo de Bruning y el museo de las tumbas reales del señor de Sipán.

El Paseo de las Musas es otro punto de real interés por las esculturas de las nueve musas de la mitología griega. Para acercarte tenés que llegar hasta las avenidas Balta Sur y Garcilaso de la Vega. La Casona Elías Aguirre es otro punto para descubrir por sus raíces del siglo 18 y la cercanía con la Plaza de Armas y la catedral de Chiclayo.

La catedral fue construida en la segunda mitad del siglo 19 y en su interior, expone con orgullo la figura del Cristo Pobre. Siguiendo con el turismo religioso dentro de la ciudad, el Ex Convento de los Padres Franciscanos se mantiene desde 1541 al igual que  la Basílica San Antonio de los Padres Descalzos.

Cerrando la travesía y tras descansar en los hoteles en Chiclayo,  tenés varios miradores para ver la ciudad desde una vista privilegiada como la del mirador Cristo Redentor en el Cerro el Molino. Acá podés hacer trekking a lo largo de 120 pisos con paradas para retomar el aliento.

 

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